BLOQUE I. LIBROS INFANTILES DE AUTOR
Durante las primeras semanas hemos
estado haciendo una especie de recordatorio e introducción a lo que es la
asignatura de literatura infantil. Para poder introducirnos en el mundo de la
literatura infantil debemos saber antes de nada qué es la literatura.
La literatura es el arte que
utiliza la palabra como principal medio de expresión. También se llama
literatura al conjunto de obras literarias que se han producido en un país, en
una lengua o en una época determinada.
La
literatura es, ante todo, comunicación: constituye un proceso mediante el cual
se transmite una información. Sin embargo es especial ya que el emisor o autor
se comunica artísticamente.
Un
buen ejemplo es el libro llamado “A que sabe la luna” ya
que se emplea en él una serie de elementos que no solo buscan el
entretenimiento del lector sino también transmitir la historia de manera
artística.
Es
importante diferenciar las obras de carácter literario de otros tipos de textos
como son los textos paraliterarios y los subliterarios; que constantemente
tienden a confundirse con partes de la literatura.
Etimológicamente, paraliteratura significa al lado de la literatura. Se
caracteriza por tener una función previa a la expresiva y poética, aunque no
por ello no debe tener estas funciones.
En
un comienzo, éstas forman parte del medio para conseguir su función primera.
Además otra característica propia es la falta de ficción. Igual que en la
literatura comentamos en la anterior entrada que era necesario la ficción
(algún aspecto como diálogos, descripciones…), en la paraliteratura no es
necesaria.
La
subliteratura, por
otro lado, no involucra ningún listado de funciones, ni la existencia de la
ficción o la intención de mostrar arte, sino que sus únicos intereses son
meramente económicos. Es decir, sólo se basa en el intento de vender los
máximos ejemplares posibles para una mayor ganancia y así, hacerse conocer para
volver a vender más.
Para
saber que es la literatura infantil es necesario saber que significa infantil.
Del
latín “infantilis”
es un adjetivo que se refiere a lo perteneciente o relativo a la infancia (el
período de la vida humana que comienza con el nacimiento y finaliza hacia la
pubertad). En algunos países, infante es incluso una denominación legal para los menores entre 1 y 5
años.
La
noción de infantil suele utilizarse para nombrar al subgénero o categoría que
está dirigido a los niños. Desde aquí ya nos adentramos en la definición y
explicación de lo que significa la literatura infantil.
De
esta manera puede hablarse de literatura
infantil como el conjunto de los
textos literarios que se consideran apropiados para los más pequeños. En
algunos casos, se trata de libros escritos especialmente para el público
infantil, mientras que también existen obras pensadas para adultos que
terminaron siendo consideradas como infantiles.
Textos
literarios:
Los textos literarios se
diferencian de otros, en primer lugar, por su intención comunicativa,
predominantemente estética, es decir, artística: el autor expresa una visión
personal por medio de recursos lingüísticos.
En
ellos se crea un mundo de ficción mediante un proceso mimético (de imitación) de
la realidad.
Independientemente
de la mayor o menor aproximación a la realidad evocada, el mundo creado en el
texto literario siempre es imaginario.
En
su proceso de creación, los textos literarios se ajustan a determinados
modelos, los cuales determinan el género al que pertenecen, así, una obra
literaria puede adscribirse al género lírico, al género narrativo o al género
dramático.
Los
textos literarios pueden adoptar la forma de prosa o la de verso. Estas
modalidades textuales no son privativas de un género determinado; a lo largo de
la historia literaria los tres grandes géneros han empleado ambos medios de
expresión.
Sus
principales características son:
a.
Originalidad. El lenguaje literario es un acto de creación; el lenguaje
literario debe ser inédito, extraño, siempre original.
b.
Voluntad artística. Se usa el lenguaje con una voluntad artística, es decir,
intentando crear una obra de arte. Existe una finalidad estética.
c.
Especial intención comunicativa.
d.
Lo connotativo. Es un lenguaje esencialmente connotativo. Se utiliza un
lenguaje abierto a la evocación y a la sugerencia a través de los significados
secundarios de las palabras: además es posible provocar nuevas connotaciones,
propias de cada lector, de cada autor o de cada época en que se recree, al
leerlo. En este sentido, hablamos de plurisignificación.
f.
Mundo propio. El mensaje crea sus propios mundos de ficción cuyos referentes no
han de corresponder necesariamente con la realidad exterior. El lector no
conoce el contexto hasta que lo lee.
g.
Importancia del significante .En un mensaje literario, el significante puede
estar motivado: musicalidad, aliteraciones, simbolismos fónicos...
h.
La función poética. El lenguaje desempeña una función estética o poética cuando
llama la atención sobre sí mismo o sobre la manera de decir las cosas.
Textos literarios creados
para niños:
Los
textos literarios infantiles se pueden clasificar según las edades:
0-3
4-7
8-11
Los temas más comunes son:
Sinceridad: autor
convencido de lo que dice
Veracidad: diferenciar los
real de lo fantástico
Contenido ideológico
amplio: defender valores humanos y sociales
Calidad: bellamente escrito
y formalmente compuesto
Tono: ágil, natural y
coloquial
Vocabulario: variado,
adecuado, preciso, imaginativo
Reiteración: importante
para captar la atención y dar fuerza al relato
Una de las formas más
comunes es el cuento:
Se trata de un relato breve
con hechos imaginarios, de carácter sencillo, cuya finalidad puede ser moral o
recreativa y que estimula la imaginación y la curiosidad.
Es el principal motivador
de una serie de aprendizajes como:
Convertir lo fantástico en
real
Identificarse con los
personajes
Dar rienda suelta a la
fantasía, imaginación, creatividad
Suavizar tensiones y
resolver estados conflictivos
Herramienta para conseguir
objetivos:
Aumentar expresión oral con
un vocabulario amplio, claro y conciso.
Fomentar creatividad
Crear hábitos de
sensibilidad artística mediante imágenes atrayentes
Los niños pueden seguir
perfectamente la secuencia de un cuento si: las motivaciones y metas de los
personajes le son próximas
La secuencia causa - efecto
es simple
El material está ordenado
Según SARA CONE BRANT, las
cualidades más apreciadas por los niños en los cuentos son:
Rapidez de acción: les interesa tanto lo que
piensan, sienten o dicen como lo que hacen
Identificación: motivaciones, acciones,
metas, similares a las suyas
Sencillez teñida de
misterio:
aún cotidianas halo de misterio, ausencia de monotonía
Elemento reiterativo: repeticiones paralelas a
la necesidad por conocer, asegurarse y conquistar la realidad
Lo que más les gusta es el
cuento corto y de estructura circular o acumulativa.
Ventajas del cuento a nivel
pedagógico:
Su estructura secuencial es
lineal
Personajes fácilmente
reconocibles
Formas lingüísticas que la
memoria aprende sin demasiados obstáculos
Estructura abierta,
flexible, que permite la memorización y la transmisión
Valor educativo del cuento:
Crea un clima que favorece
el entretenimiento y la relajación
Desarrolla el lenguaje no
sólo en su aspecto comunicativo, sino estético y creativo
Favorece el desarrollo
afectivo, pues el niño/a, a través del cuento, podrá encontrar significado a
los valores humanos y es un elemento catártico de sus angustias y temores
Favorece el desarrollo
social en cuanto que le permite comprender roles y valores y es un medio de transmisión
de creencias y valores
Es un vehículo de la
creatividad. A través de él, el niño puede inventar nuevos cuentos o imaginar y
crear personajes
La poesía de
autor
A los niños les gusta la poesía, pues está asociada a sus primeras
formas de acercarse al lenguaje, a su capacidad de jugar con la palabra, su
rima y ritmo. Pero desafortunadamente, nuestra educación tradicional ha
despojado a la poesía de su encanto y sus posibilidades pedagógicas más ricas y
creativas.
CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA PARA NIÑOS
Estas son algunas de las características de la poesía para niños
según Heriberto Tejo (Premio Honor
al Mérito como Docente de Creatividad Literaria Infantil)
La auténtica poesía para niños no es una poesía fácil, ni tampoco
está llena de cursilerías, es básicamente poesía.
El buen gusto de los niños hacia la poesía se forma paso a paso,
si están continuamente en contacto con buena poesía. Esto presupone que somos
los adultos quienes debemos conocer primero cuál es la buena poesía para los
niños y, en consecuencia, distinguir las características que debe tener dicha
poesía.
He aquí algunas de ellas:
1. Musicalidad.
El ritmo y la melodía son fuentes primarias de satisfacción en el
niño. Un buen poema infantil deberá contar por lo tanto con ritmo y rima
fluida, es decir, con una armoniosa distribución de sonidos y acentos que se
sucedan en un tiempo exacto, sonoridad cadenciada que esté cercana al canto. En
los primeros contactos con la poesía se deben priorizar los poemas rimados a
los de versos libres. El estribillo, palabras o frases que se repiten, así como
la aliteración, juego sonoro de palabras, son también elementos fónicos de esta
característica.
2. Brevedad.
La brevedad en su desarrollo es otra característica de la poesía
infantil. Paulatinamente se les irá presentando a los niños poemas que cuenten
con un mayor número de versos. No obstante, es interesante señalar que aún
cuando se trate de un poema relativamente largo, el niño lo disfruta con
frecuencia siempre que el poema desarrolle una anécdota, es decir, que sea una
suerte de cuento en verso.
3. Sencillez.
Aunque la poesía tiende a suscitar una respuesta emocional, se
crea entorno a ciertas ideas que el niño debe comprender. En este sentido, el
contenido del poema debe ser sencillo, de ningún modo vulgar, que infunda en la
experiencia cotidiana del niño un sentido nuevo, revelador, ya sea movilizando
su imaginación, divirtiéndolo o asombrándolo. Debe haber alguna base común
entre las vivencias del niño y las comprendidas en el poema.
4. Estética literaria.
Los niños captan primero el matiz afectivo de las palabras y luego
su significado. El valor de toda poesía radica en sugerir, en despertar, en
provocar una respuesta emocional, no apelando únicamente al significado literal
aunque éste también sea importante. Es por ello que las palabras de un buen
poema infantil han de ser connotativas, sensorialmente ricas en imágenes,
expresivas, precisas en su definición, vigorosas. Han de hablar a los sentidos
y estimular la imaginación, ya sea para provocar la risa del niño, su sorpresa
o su simpatía.
Un poema como éste de María Elena Walsh tal vez no contenga
ninguna enseñanza, pero tiene belleza:
Con esta
moneda
me voy a
comprar
un ramo de
cielo
y un metro de
mar,
un piso de
estrellas,
un sol de
verdad,
un hilo de
viento
y nada más.
En cambio, el siguiente texto tiene un claro valor instrumental:
Las manos
bien limpias
y el rostro
también
son señales
dignas
de un niño de
bien.
CLASES DE POESÍA INFANTIL
Los poemas para niños
podemos agruparlos en distintas clases según respondan a ciertas
características.
Según su estructura
interna:
1. POESÍA NARRATIVA
Es un relato rimado en el que
se desarrolla una anécdota.
POR EL ALTO RÍO
Por el alto río,
por la bajamar,
Sapito y Sapón
se han ido a jugar.
En una barquita
de plata y cristal,
ayer por la tarde
los vieron pasar
con Pedro Gorgojo,
con Pancho Pulgar,
con Juan Ropavieja
y Aurora Boreal.
¡Qué suave era el viento,
qué azul era el mar,
qué blancas las nubes
en lento vagar,
qué alegres las islas
de rojo coral!
Por el río,
por la bajamar,
Sapito y Sapón
se han ido a jugar.
Nicolás Guillén
2. POESÍA DESCRIPTIVA
En ella se habla de cosas,
animales, personas, paisajes, fenómenos de la naturaleza, etc., poniendo de
manifiesto sus características esenciales. A través de imágenes sensoriales
esta poesía logra producir en los niños la sensación de estar observando un
dibujo.
UN VALLE
Un vallecito
verde, muy verde.
Cuatro vaquitas
pacen pacientes.
Tienen de todo:
aires, corrientes.
Cuatro laderas,
mucho celeste.
Las mariposas
las entretienen.
Y Dios las vela.
Que Dios las vele.
Baldomero Fernández M.
3. POESÍA EXPRESIVA
Dicha poesía es expresión
de lo eminentemente subjetivo e individual del poeta. No le es esencial la
narración de determinado hecho, sino la exteriorización de la viva emoción que
el mismo ha provocado en el autor, la comunicación de sus más íntimos
sentimientos y emociones.
LA TARDE
La fuente y las cuatro
acacias en flor
de la plazoleta.
Ya no quema el sol.
¡Tardecita alegre!
Canta, ruiseñor.
Es la misma hora
de mi corazón.
Antonio Machado
4. POESÍA LÚDICA
Es una poesía que consiste
en un libre juego con las palabras donde el mensaje se reduce al mínimo o simplemente
no existe.
En ella sobresale la
sonoridad, el ritmo y la melodía verbal.
PALOMITA BLANCA
-Palomita blanca,
reblanca, reblanca,
¿dónde está tu nido,
renido, renido?
-En un árbol verde,
reverde, reverde,
todo florecido,
recido, recido.
RAPA TONPO CIPI TOPO
(Canción en jerigonza)
Sipi sepe duerme mepe
Gapa topo Lopo copo,
Rapa tonpo cipi topo
quepe sopo ropo epe.
Pepe ropo tanpa topo
quepe sopo ropo epe
quepe sepe duerpe mepe
Rapa tonpo cipi topo.
¡Opo japa lápa quepe
Gapa topo Lopo copo
duerpe mapa máspa quepe
Rapa tonpo cipo topo!
José
Sebastián Tallón
Teatro infantil
El
concepto de teatro infantil comprende al menos tres clases de obras: los textos
escritos por niños y adolescentes; escritos para ellos, como una clase de
lector modelo (según el concepto de Umberto Eco); o los que la tradición
literaria ha considerado adecuados para ellos.
Hacer
una obra de teatro significa muchas cosas; esfuerzo, preparación, dedicación y
varias clases llevarán este proyecto, pero realmente los resultados bien valen
la pena. Con la realización de una obra de teatro, se puede transmitir muchas
cosas a los niños; buena comunicación, división de tareas, compañerismo,
trabajo en clase, entre varias más. Así mismo, se estimula y motiva el
desarrollo de varias habilidades, como la creatividad, las comunicaciones, el
intelecto, etc.
Otra
alternativa, es que el guión de la propia obra de teatro la realicen los mismos
niños, claro que pueden estar acompañados por los padres y los profesores, para
integrar a todos en el proyecto. De esta manera, aquellos temas que deseemos
enseñar por medio de una obra de teatro y no tengan guión, será un mayor desafío
que supone la realización de todo el proyecto por los propios alumnos.
Existen
diferentes tipos de obras infantiles. Los cuentos clásicos, las obras
musicales, las distintas danzas, son algunos de los estilos que ofrece el
teatro infantil y seguramente los niños se sentirán más atraídos por una o por
otra. El teatro hace que el niño ejercite su propio pensamiento al esforzarse
para entender lo que quiere decir la obra.
Son
muchos los autores teatrales conocidos por su teatro para adultos que han
escrito igualmente teatro para niños. Entre ellos se encuentran: Jacinto
Benavente (El príncipe que todo lo aprendió en los libros), Alejandro Casona
(Retablo jovial, Pinocho y Blancaflor), Federico García Lorca (La niña que
riega la albahaca y el príncipe preguntón), Lauro Olmo (quien escribió junto a
su compañera, Pilar Enciso: La maquinita que no quería pitar, Asamblea general,
El león engañado, El león enamorado y El raterillo), Alfonso Sastre (El
circulito de tiza), Carlos Muñiz, José Luis Alonso de Santos (Besos para la
Bella Durmiente), Jesús Campos García (Blancanieves y los 7 enanitos gigantes,
La fiera corrupia), Ignacio del Moral (Los enredos del Gato con botas), Alberto
Miralles (En busca de la Isla del Tesoro), Tomás Afán (Pim, pam, clown), Juan
Luis Mira (Barriga), Carmen Conde ( Aladino, Belén, etc)etc.
Además,
hay una serie de autores que se han dedicado plenamente a la producción
literaria y teatral para niños, como Fernando Lalana (Se suspende la función),
Fernando Almena (Los pieles rojas no quieren hacer el indio), o Montserrat del
Amo (Zuecos y naranjas).
Origen de la literatura
infantil
La
literatura para niños ha pasado de ser una gran desconocida en el mundo
editorial a acaparar la atención del mundo del libro, donde es enorme su
producción, el aumento del número de premios literarios de LIJ y el volumen de
beneficios que genera. Esto se debe a la idea de que los niños no son, ni
adultos en pequeño, ni adultos con minusvalía por lo que la necesidad de
desarrollar una literatura dirigida y legible para dicho público se hace cada
vez mayor.
La
concepción de infancia o niñez, no emerge en las sociedades hasta la llegada de
la Edad Moderna y no se generaliza hasta finales del siglo XIX.
En
la Edad Media no existía una noción
de la infancia como periodo diferenciado y necesitado de obras específicas, por
lo que no existe tampoco, propiamente, una literatura infantil. Eso no
significa que los menores no tuvieran experiencia literaria, sino que esta no
se definía en términos diferenciados de la experiencia adulta.
Dado
el acaparamiento del saber y la cultura por parte del clero y otros estamentos,
las escasas obras leídas por el pueblo pretendían inculcar valores e impartir
dogma, por lo que la figura del libro como vehículo didáctico está presente
durante toda la Edad Media y parte del Renacimiento. Dentro de los libros
leídos por los niños de dicha época podemos encontrar los bestiarios,
abecedarios o silabarios. Se podrían incluir en estas obras algunas de corte
clásico, como las fábulas de Esopo en las que, al existir animales
personificados, eran orientadas hacia este público.
Llegado
el siglo XVII, el panorama comienza
a cambiar y son cada vez más las obras que versan sobre fantasía, siendo un
fiel reflejo de los mitos, leyendas y cuentos, propios de la trasmisión oral,
que ha ido recopilando el saber de la cultura popular mediante la narración de
estas, por parte de las viejas generaciones a las generaciones infantiles.
Además
de escribir estas obras o cuentos, donde destacan autores como Charles Perrault
o Madame Leprince de Beaumont, destaca la figura del fabulista, como Félix
María de Samaniego o Tomás de Iriarte. En esta época, además, ocurren dos
acontecimientos trascendentes para la que hoy se conoce como Literatura
Infantil, la publicación, por un lado, de Los viajes de Gulliver-Jonathan
Swift- y, por otro, de Robinson Crusoe -Daniel Defoe-, claros ejemplos de lo
que todavía hoy, son dos temas que reúne la LIJ: los relatos de aventuras y el
adentrarse en mundos imaginados, inexplorados y diferentes.
Una
vez llegado el siglo XIX con el
movimiento romántico, arriba el siglo de oro de la literatura infantil. Son
muchos los autores que editan sus obras con una extraordinaria aceptación entre
el público más joven. Son los cuentos (Hans Christian Andersen, Condesa de
Ségur, Wilhelm y Jacob Grimm y Oscar Wilde en Europa, y Saturnino Calleja y
Fernán Caballero en España) y las novelas como Alicia en el país de las
maravillas -Lewis Carroll-, La isla del tesoro -Robert L. Stevenson-, El libro
de la selva de Rudyard Kipling, Pinoccio -Carlo Collodi-, las escritas por
Julio Verne o Las aventuras de Tom Sawyer entre otras, las que propiciaron un
contexto novedoso para la instauración de un nuevo género literario destinado
al lector más joven en el siglo XX, donde la ingente producción de LIJ coexiste
con las obras del género adulto.
Son
muchas las obras de renombre por citar de la LIJ, como es el caso de Peter Pan,
El Principito, El viento en los sauces, Pippi Calzaslargas o la colección de
relatos sobre la familia Mumin; en todas ellas destaca una nueva visión que
ofrecer al pequeño lector, donde, además de abordar los temas clásicos como las
aventuras o el descubrimiento de nuevos mundos, se tratan la superación de los
miedos, la libertad, las aspiraciones, el mundo de los sueños y los deseos,
como actos de rebeldía frente al mundo adulto.
Esta
producción aumenta considerablemente en las décadas de los 70, 80 y 90, con autores como Roald Dahl (Charlie y
la fábrica de chocolate), Gianni Rodari, Michael Ende, René Goscinny (El
pequeño Nicolás), (Christine Nöstlinger, Laura Gallego García o Henriette
Bichonnier entre otros. En este siglo XX, además, aparecen nuevos formatos de
la LIJ gracias a las técnicas pictóricas y la ilustración de las historias,
donde las palabras son acompañadas de imágenes que contextualizan la narración
y aportando nexos de unión a la historia, es la aparición del libro-álbum o
álbum ilustrado, género en el que destacan autores como Maurice Sendak,
Janosch, Quentin Blake, Leo Lionni, Babette Cole, Ulises Wensell o Fernando
Puig Rosado.
Ya,
en el siglo XXI, la LIJ se encuentra
muy consolidada dentro de los países occidentales, donde las ventas son enormes
y la producción literaria vastísima. Una fuente básica de información sobre el
tema en España es la revista CLIJ, Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil.
Editoriales de literatura
infantil y juvenil
·
Alfaguara
Colecciones:
Alfaguara Infantil-Juvenil (de 6 a 16 años, en castellano, catalán, valenciano,
vasco, gallego y lenguas extranjeras), Alfaguay (a partir de 10 años, en
castellano), Historias de siempre (a partir de 9 años, en castellano), Cuentos
en 5 minutos (a partir de 3 años, en castellano).
·
Kókinos
Colecciones:
Kókinos (menores de 7 años y mayores de 20, en castellano y algunos en catalán).
·
S.M.
- Fundación Santa María
Colecciones:
El Barco de Vapor {a partir de 7, 9 y 12 años, en castellano, catalán, gallego
y vasco}, Gran Angular {para público juvenil, en castellano, catalán y
gallego}, Lecturas Pictográficas {a partir de 3 años, en castellano}, Cuentos
de Ahora {a partir de 3 años, en castellano}, Catamarán {de 7 a 14 años, en
castellano}, Los Ilustrados del Barco de Vapor, Mundo Maravilloso, Biblioteca
Interactiva Mundo Maravilloso, Experimenta con..., ¿Qué sabemos sobre....?,
Clásicos Universales.
·
Susaeta
Colecciones:
Gloria Fuertes {a partir de 6 años, en castellano}, Adivinanzas y Chistes {a
partir de 6 años, en castellano}, Preguntas y Respuestas {a partir de 8 años,
en castellano}, Las Campanas, El Trío del Castillo, Pakto.
·
OQO
Colecciones:
nanOQOs (“Navega caracol”), O (“Rapuncel”), Q (“Mi primer viaje”),
FOQO (“Manta de estrellas”), Qontextos (“A la sombra de los anacardos”), OQart
(“cuaderno de animalista”). Editados en varios idiomas: gallego, español,
euskera, inglés, portugués, francés, italiano, polaco, portugués (Brasil).