martes, 22 de mayo de 2012

Actividad BLOQUE 2 (arreglada)


ADAPTACIÓN DEL CUENTO POPULAR "TODA CLASE DE PIELES"

Para este bloque, Irune nos contó su propia adaptación de un cuento popular. Esta es mi adaptación.

Erase una vez un rey que tenía la esposa más guapa de la Tierra. Un día se puso enferma y, cuando se iba a morir, le dijo al rey que podría volver a casarse si encontraba una mujer igual o más hermosa que ella.

Se enviaron mensajeros para buscar una novia que pudiera igualar a la reina muerta. Pero ninguna fue igual y, aunque la hubieran encontrado, no había ninguna con sus mismos cabellos dorados.

El rey tenía una hija tan hermosa como su madre y tenía sus mismos cabellos de oro. Cuando se hizo mayor, el rey, vio que era el vivo retrato de su madre, y quiso casarla con el Príncipe Espantoso, que era el príncipe más horripilante de todo el reino..

La princesa se asustó, y para evitar su destino le dijo a su padre que antes  quería tres trajes muy especiales: uno tan dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y el tercero tan brillante como las estrellas y aparte, un abrigo con toda clase de pieles de todos los animales del reino.
Las doncellas tejieron los tres vestidos y  sus cazadores apresaron a todos los animales del reino y con ellos se hizo un abrigo de toda clase de pieles.

Cuando la princesa vio que su padre no cambiaría de opinión, tomó la decisión de huir en la noche, mientras todos dormían. Se levantó y cogió tres de sus tesoros: un anillo de oro, un patito de goma y un caramelo de fresa; metió los tres vestidos en una cajita de cerillas, se puso el abrigo de toda clase de pieles y se manchó la cara y las manos. Luego se fue andando toda la noche hasta que llegó a un gran bosque. Como estaba muy cansada, se sentó en un árbol y se durmió.
Se hizo de día y aún continuaba durmiendo. Entonces el rey al que pertenecía el bosque fue a cazar allí. Encontró a la princesa y, pensando que era un animal extraño la mandó capturar.
Al apresar los cazadores a la joven, ella se despertó sobresaltada y les pidió ayuda:
«Toda-clase-de-pieles», tú sirves para estar en la cocina.

Así pues, la llevaron hasta el palacio real, le dieron una pequeña habitación bajo la escalera, y le dijeron que ahí podía vivir y dormir.
Ella trabajaba en la cocina: traía el agua, la leña, atizaba el fuego, desplumaba las aves, limpiaba las verduras, barría la ceniza
Así vivió durante mucho tiempo.

Pero un día se celebró una fiesta en el palacio, y ella le pidió al cocinero poder asistir un rato a la fiesta sin que nadie la viera.
El cocinero aceptó pero ella debería volver en media hora para continuar sus labores.
Fue a su habitación, se quitó la piel y se lavó la cara y las manos, de manera que su belleza volvió a salir. Luego abrió la caja de cerillas y sacó el vestido que brillaba como el sol. Subió a la fiesta y todos pensaban que era una princesa. El rey le dio la mano y bailó con ella pensando que nunca había visto una mujer tan hermosa.
Terminó el baile, y la princesa salió corriendo a su habitación para convertirse de nuevo en Toda clase de pieles y seguir con sus labores. Cuando llegó a la cocina dijo el cocinero:
Hazme la sopa para el rey.
La muchacha le hizo una sopa de pan todo lo mejor que supo y, cuando estuvo terminada, cogió su anillo dorado y lo puso en la fuente donde estaba preparada la sopa. El rey pidió la sopa, la comió, y le gustó tanto que pensó que nunca había comido otra igual. Al ver el anillo de oro no podía comprender cómo había llegado hasta allí. Entonces ordenó al cocinero que se presentara ante él.
Cuando llegó ante el rey, éste le preguntó quién había preparado la sopa.
Pero el rey dijo:
No es verdad; estaba hecha de otra manera y mejor que otras veces.
El cocinero confesó que la había hecho Toda clase de pieles.
Cuando «Toda-clase-de-pieles» llegó, le preguntó el rey que de dónde había sacado el anillo que estaba en la sopa
Y ella dijo que no sabía nada de ese anillo.
Así que el rey no pudo aclarar nada y le dijo que se fuera.

Pasado algún tiempo, se celebró de nuevo una fiesta, y «Toda-clase-de-pieles» le volvió a pedir mirar como la última vez.
Ella se dirigió entonces a su habitación, se lavó, sacó el traje tan plateado como la luna, y se lo puso. Subió y parecía una princesa. El rey salió a su encuentro y bailaron juntos. Pero cuando terminó el baile, desapareció.
Ella corrió a su habitación y se convirtió de nuevo en Toda clase de patito de goma y lo metió en la fuente. Luego se la llevaron al rey y le supo tan rica como la vez pasada; el cocinero tuvo que confesar de nuevo que «Toda-clase-de-pieles» había preparado la sopa. «Toda-clase-de-pieles» se presentó de nuevo ante el rey, pero ella contestó que no sabía nada del patito de goma.

El rey organizó una fiesta por tercera vez, y pasó lo mismo que las veces anteriores.
Se puso el traje que brillaba como las estrellas y entró con él en la sala. El rey bailó nuevamente con la hermosa doncella y pensaba que nunca había estado tan hermosa. Mientras bailaban, sin que se diera cuenta, le puso en el dedo un anillo de oro. Había ordenado que el baile durara mucho tiempo y cuando éste se acabó, quiso retenerla pero ella se soltó y desapareció. Corrió todo lo que pudo no pero pudo quitarse el hermoso traje, así que se echó el abrigo de pieles sobre él, y con la prisa no se manchó del todo, por lo que un dedo se le quedó blanco. «Toda-clase-de-pieles» fue a la cocina, hizo la sopa y puso dentro el caramelo de fresa.
Cuando el rey encontró el caramelo en el fondo, llamó a «Toda-clase-de-pieles»; entonces vio su blanco dedo y el anillo que le había puesto en el baile. La cogió por la mano y la sujetó, tiró del abrigo y, descubriendo los cabellos de oro de la princesa, el rey dijo:
Eres mi querida prometida estaremos siempre juntos.

El rey y la princesa se casaron, un helado se tomaron y este cuento terminaron.



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