BLOQUE 2. Textos folclóricos.
Selección y adaptación.
Durante el segundo bloque, hemos estado hablando en clase de las tradiciones populares: textos folclóricos, juegos, historia del folclore, sus clasificaciones según algunos autores...
El folclore, folclor, folklore o
folklor (del inglés folk, «pueblo» y lore, «acervo», «saber» o «conocimiento»)
es la expresión de la cultura de un pueblo: artesanía, bailes, chistes,
costumbres, cuentos, historia oral, leyendas, música, proverbios,
supersticiones y demás, común a una población concreta, incluyendo las
tradiciones de dicha cultura, subcultura o grupo social, además se suele llamar
de la misma manera al estudio de estas materias. Sin embargo hubo muchos
desacuerdos referentes a qué contenía exactamente el folclore: algunos hablaban
solo de cuentos y creencias y otros incluían también festividades y vida común.
El término inglés «folklore» fue
acuñado el 22 de agosto de 1846 por el arqueólogo británico William John Thoms,
quien deseaba crear una palabra para denominar lo que entonces se llamaba
«antigüedades populares». La definición más ampliamente aceptada por los
investigadores actuales de la especialidad es «la comunicación artística en
grupos pequeños», propuesta por el investigador de la Universidad de
Pensilvania Dan Ben-Amos.
El hecho folclórico
Según algunos autores, para que una
manifestación cultural se considere un hecho folclórico, debe cumplir con estas
características:
· Debe
transmitirse por vía oral.
· Debe
ser de autoría anónima.
· Debe
ser patrimonio colectivo de la comunidad representante del lugar en donde se
manifiesta este fenómeno.
· Debe
ser funcional, es decir, tener alguna utilidad pragmática o cumplir con fines
rituales.
· Debe
ser duradero y perdurable por un tiempo considerablemente largo, como oposición
a una moda efímera.
· Debe
tener variantes múltiples, es decir que no exista una versión oficial del
fenómeno sino que se formule o reformule cada vez que emerja.
· Existen
versiones tanto urbanas como rurales, sin ser necesariamente una superior a la
otra.
· Debe
ser aglutinante, es decir pertenecer o fundar una categoría, corriente, estilo,
género o tipo.
Géneros de la literatura
folclórica
Dentro de la literatura folclórica se
encuentran también los tres géneros literarios, como en los textos de autor.
TEATRO
Por un lado el texto dramático del
cual no existen escritos ya que van pasando de boca en boca, son exclusivamente
orales, ya que ésta es la finalidad de los textos folclóricos. La forma de
transmitirlo es con la historia y los personajes la representan a su manera. Y
por otro lado la representación.
En España, el teatro folclórico está
muy ligado a la religión, incluso aún en muchos pueblos se representa “la pasión de Cristo”, teniendo un fuerte contenido
cultural. Podemos encontrar también otra manera de teatro que es el
protagonizado por los “cómicos
de la lengua, que consistía en que la gente iba por los pueblos haciendo
representaciones teatrales con pequeños argumentos o cantando canciones…
También se hacían representaciones
para los niños: un pequeño repertorio con unas obras muy cortas que se llamaban
“Títeres
de cachiporra”. Se
representaban con marionetas de mano y siempre podía verse el mismo argumento
aunque los personajes fueran diferentes (siempre hay un personaje que quiere
mucho a otro y viene un personaje malo y se lo lleva, los personajes malos
siempre suelen ser un ogro, una bruja, un demonio… y posteriormente se les pregunta a
los niños dónde se han llevado al personaje bueno, interactuando así con los
niños también durante la representación). Sólo podemos encontrar esta representación
dentro del teatro folclórico infantil y la verdad es que es una pena…
POESÍA
Antiguamente, el pueblo no recitaba
poesía, como mucho lo hacían los nobles.
La poesía folclórica esta siempre
unida a la música y al juego.
A la música con unidad amorosa (el
primer cancionero fue las cantigas gallego portuguesas), canciones para
sembrar, canciones de los quintos. El tema podía ser amoroso, festivo, temas
del trabajo…
Habían muchas que tenían que ver con
el juego (lúdico): los típicos piques entre chicos y chicas, canciones para
jugar...
También había manifestaciones
religiosas en poesía. Podían ser cantadas o en este caso recitadas. Hay muchas
oraciones que no pertenecen al rito de la misa que han creado la gente del
pueblo.
También existen oraciones para niños: “Jesusito de mi vida”
No todas las nanas son de origen
religioso cristiano; generalmente suelen ser de origen pagano; se les cantaban
para protegerles de la muerte súbita o robo. Lo acabó adoptando la iglesia pero
su origen principal es pagano.
Muchas veces equivocamos la poesía
tradicional folclórica con la poesía popular.
La poesía popular es tan famosa que
muchas veces la confundimos con la folclórica. No sabemos de quién es a pesar
de haberlas oído toda la vida, pero sí que tienen autor.
Pedro Cerrillo es un profesor que está
enamorado de este tema y está empeñado en que todas estas canciones no se
pierdan. Cree que los profesores deben convertirse en guardianes de estas
manifestaciones. Pedro Cerrillo hace una clasificación temática:
· Rimas
de ingenio: son las que no tienen música, como mucho son retahílas (melodía
compuesta por dos, tres o cuatro notas que se repiten continuamente) y se
recitan.
· Además
hay sorteos (pito, pito gorgorito…), disparates, prendas (Antón, Antón,
Antón pirulero…pagara
una prenda), burlas, adivinanzas, trabalenguas…
· Juegos
y rimas de movimiento y acción: están acompañadas de movimientos: nanas,
cosquillas, movilidad-inmovilidad, andar, saltar, lanzar objetos…
· Danzas
de corro: palmas, pasillo, imitar, mimos e imitaciones.
PROSA
En cuanto a la prosa folclórica, lo
más común son los cuentos, entendiendo esto no como texto infantil sino como
relato breve, cuentos de hadas.
Un cuento
de hadas es una historia ficticia que puede contener personajes folclóricos —tales como hadas, duendes, elfos, brujas, sirenas, troles,
gigantes, gnomos y animales parlantes. En el lenguaje contemporáneo, así como
fuera del contexto literario, el término es utilizado para describir algo que
está vinculado con princesas. Por ello, existen expresiones tales como «un
final de cuento de hadas» —un final feliz—o «un romance de cuento de hadas», aunque no todas las narraciones
terminan con un final próspero. Por lo general, este tipo de relatos suele
atraer a los niños pequeños, al compenetrar estos de forma rápida y sencilla con
los personajes principales de cada historia.
Los cuentos
de hadas se encuentran ya sea en forma oral o literaria. Es dificil saber con
exactitud su desarrollo hitórico, puesto que sólo las formas escritas han
sobrevivido con el paso del tiempo. Sin embargo, la evidencia escrita da una
indicación de que los cuentos de hadas han existido durante miles de años.
El término
«cuento de hadas» se aplicó a partir de la obra de Madame d'Aulnoy, quien
propuso la denominación francófona «Contes des Fées». Muchos de estos relatos
en la forma en que se conocen hoy en día han evolucionado a partir de historias
con cientos de años de antigüedad, las cuales han aparecido con múltiples
variantes, que los folcloristas han recogido. Incluso, se siguen redactando
cuentos de hadas y obras derivadas del mismo género. Los folcloristas han
clasificado los cuentos de hadas de diversas formas; entre las más notables
agrupaciones están el sistema de Aarne-Thompson y el análisis morfológico de
Vladímir Propp.
Aun cuando
los primeros cuentos de hadas estaban destinados principalmente a las
audiencias adultas, y en menor grado a los niños, éstos comenzaron a asociarse
con los infantes desde que los hermanos Grimm titularan a su colección como
Children's and Household Tales (trad. literal: «Cuentos de los niños y el
hogar»); por lo que, el vínculo con los niños ha ido fortaleciéndose con el
paso de los años.
El cuento
de hadas, en su expresión oral, es una de las manifestaciones del cuento
folklórico. De hecho el cuento de hadas convive oralmente con otros tipos de
narraciones como la epopeya, leyenda o mito y en tal forma no tiene autor; se
trata de relatos que no estaban dirigidos en sus inicios a los niños ya que
tenían más bien un carácter anecdótico (contaban cosas que pasaban en aldeas o
bosques así como los sueños y ambiciones de las clases bajas) que posiblemente
se deformaron por la transmisión oral agregándosele lo fantástico. Varios
escritores han redactado igualmente relatos pertenecientes al género, a los cuales
se les denomina con la palabra alemana Kunstmärchen («cuentos de hadas literarios»).
Los
hermanos Grimm estuvieron entre los primeros que intentaron preservar las
características de los registros orales. Inclusive, las historias impresas bajo
su autoría han sido editadas en más de una ocasión para adaptarlas a la forma
escrita.
Ambos tipos
de cuentos de hadas, en su forma escrita y oral, intercambiaron libremente
tramas, motivos y elementos entre sí, así como con otros cuentos extranjeros.
Varios folcloristas del siglo XVIII intentaron recuperar el folclore «puro» que
aún no se había visto afectado por las versiones escritas A pesar de que la
evidencia señala la existencia de cuentos orales miles de años antes que las
formas escritas, no se tiene conocimiento de cuentos que guarden reminiscencia
del «folclore puro».
Los niños y el folclore
Al
principio, la principal audiencia de los cuentos de hadas era la población
adulta; inclusive, las versiones escritas del género aparecieron originalmente
en obras para adultos, aunque en los siglos XIX y XX el cuento de hadas empezó
a ser asociado con la literatura infantil.
Los
preciosistas, entre ellos Madame d'Aulnoy, destinaron sus trabajos a los
adultos, pero consideraron que estos podían haber sido relatados a los hijos de
sirvientas y mujeres de clase baja por sus madres. En efecto, en una novela de
esa época, donde se describe el ofrecimiento del pretendiente de una condesa
para contar un cuento, la condesa exclama que adora los cuentos de hadas tanto
como una pequeña infante. Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, una de las últimas
preciosistas, redactó una versión infantil de La Bella y la Bestia, la cual
permanece aún como la versión más conocida del cuento original. A su vez, los
hermanos Grimm denominaron a su colección Children's and Household Tales pero
fueron obligados a reescribir sus cuentos debido a varias quejas de que sus
relatos no eran aptos para las audiencias infantiles.
En la Edad
Contemporánea, los cuentos de hadas han sido alterados de tal forma que puedan
ser leídos a los niños. Los hermanos Grimm se concentraron mayormente en
erradicar las referencias sexuales; en la primera edición de Rapunzel se
revelan las visitas del príncipe cuando se menciona que las ropas de la
muchacha se han encogido, lo que le permite a la bruja deducir que ha quedado
embarazada; en subsecuentes ediciones esto se alteró. Si bien la violencia con
la que se castigaba a los villanos se incrementó más, en posteriores ediciones
este aspecto fue minimizándose; J. R. R. Tolkien percibió que la versión
infantil de The Juniper Tree excluía frecuentemente su tono caníbal.
La
tendencia moralista de la época victoriana alteró los cuentos clásicos
convirtiéndolos en literatura pedagógica, como por ejemplo cuando George
Cruikshank reescribió La Cenicienta en 1854 para incorporar temas de
abstinencia de alcohol; Charles Dickens protestó al respecto: «En una época
utilitaria, de entre todas, es sumamente importante que los cuentos de hadas
sean respetados». Bettelheim consideró al respecto: «Puede aprenderse mucho de
los cuentos de hadas sobre los problemas de los seres humanos, y de las
soluciones correctas a sus predicamentos en cualquier sociedad, más allá que
cualquier otro tipo de relato que sea comprensible para un niño». En su análisis,
el psicólogo detalla que frecuentemente los cuentos de hadas sirven a manera de
espacio de expresión de las preocupaciones y el terror que sufren los menores
de edad, aspectos que los adultos no comprenden en su totalidad. Esto les ayuda
a crecer y desenvolverse mejor en una vida futura.
Los cuentos originalmente
surgieron con finales donde el protagonista muere de manera súbita ante sus
preocupaciones y temores, algo que no puede contemplarse en la pedagogía
infantil.
En las
dependencias escolares de Waldorf, los cuentos de hadas son usados en primer
grado como una parte central del currículo. El trabajo de Rudolf Steiner en el
desarrollo humano muestra que entre las edades de seis y siete años, la mente
de un niño aprende mejor a través de la narración de cuentos, ya que los
arquetipos y la naturaleza mágica de los cuentos de hadas atraen a los niños de
esas edades. La naturaleza de los cuentos de hadas, en la tradición oral,
mejora además la habilidad de un infante para visualizar una narrativa hablada,
así como para recordar la historia conforme la ha escuchado.
Diferentes clasificaciones de lo folclórico
El
primero fue Vladimir Propp e hizo su tesis doctoral sobre las estructuras,
macroestructuras y subestructuras que sustentan los cuentos folclóricos rusos.
Lo primero
que hizo fue recoger cuentos para investigar lo que le contaba la gente del
pueblo pero consiguió tantos que se vio imposibilitado para usarlos todos. Para
que el trabajo fuera funcional dividió los cuentos en cuatro tipos: mitos,
cuentos de animales, cuentos de fórmula y cuentos de hadas o maravillosos. Esta
es la primera clasificación que se hizo de los cuentos folclóricos en la
historia. Fruto de su tesis doctoral publicó un libro llamado “morfología de los cuentos de hadas” ya que acabó quedándose sólo con el último grupo, cuentos de
hadas o maravillosos.
- Mitos: son historias de origen
religioso cuyas religiones ya han desaparecido, como por ejemplo la mitología.
Se dan para explicar a la gente del pueblo los fenómenos naturales, sociales o
psicológicos utilizando dioses y héroes como personajes.
Cuando
tenían origen religioso no podían ser cuentos, pero ahora que no están esas
religiones ya no tienen carácter religioso, con lo cual ahora sí pueden ser
cuentos. Aunque hay algunas excepciones que hacen referencia a las religiones
que todavía están vigentes, como por ejemplo el Génesis (Adán y Eva), no se le
puede decir a un cristiano que esto es mitología.
- Cuentos de animales: para que un
cuento pueda entrar dentro de esta categoría todos los personajes tienen que
ser animales, como por ejemplo el cuento de “los
siete cabritillos”, ejemplo de los que no
podrían ser son: “Caperucita Roja” o “El gato con botas”. Dentro de esta categoría podemos encontrar dos subtipos, aunque
no lo hizo Vladimir Propp:
a. Cuentos de animales propiamente dichos: todos los personajes son
animales y éstos representa a personas, es decir, son cuentos animistas, como
por ejemplo el cuento de “los siete cabritillos” que representa a una madre con sus siete hijos y un peligro.
Estos cuentos no tienen moraleja, para decir que la tiene ha de pertenecer al
cuento, aparecer en la historia. Lo que sí tienen son enseñanzas, a veces una y
otras veces más. Siguiendo con el cuento de “los
siete cabritillos” las enseñanzas serían: no
abrir a los extraños, que la madre siempre te va a proteger.
b. Fábulas: en este caso los animales representan vicios y virtudes
de los humanos, arquetipos de los humanos, son historias didácticas. Un ejemplo
de ello es “la cigarra y la hormiga” en la que una es “una viva la vida” y la otra una trabajadora. Las fábulas sí que siempre tienen
moraleja porque son historias morales. Es moralizante para que la gente vea lo
malo que son los vicios y lo bueno que son las virtudes. El primer fabulista es
Esopo, pero las fábulas las ha escuchado, no las ha hecho él, por lo tanto no
es autor, las recopila. Podemos decir que también hay algunas que no tienen
personajes animales, pero éstas se llaman apólogos.
- Cuentos de fórmula: son aquellos que o
bien todo el cuento o parte de él hay que aprendérselo de memoria, porque si no
te lo aprendes no es lo mismo, a esto es a lo que llamamos fórmula. Un
ejemplo de que sólo tenga parte del cuento que es una fórmula es “la ratita presumida”
(ratita, ratita linda, ¿te quieres casar conmigo? Y la ratita dice, ¿y por la
noche qué harás? Y el animal hace su “ruido” y la ratita dice: ¡uy no! Que me asustarás. Hasta que llega el
gato y dice dormir y callar, dormir y callar y la ratita dice, ¡pues contigo me
he de casar!). Estos son los cuentos de fórmula.
- Cuentos de hadas o maravillosos:
viendo el nombre parece sólo que se incluyen los cuentos en los que aparecen
hadas, pero no es así, son parte de esta categoría los cuentos que tengan
cualquier personaje que sea del mundo mágico (duende, ogro, lobo que habla…). Aquellos en los que en un mundo de animales los humanos hablen
y en un mundo de humanos los animales hablen como por ejemplo: “el gato con botas”.
Todo lo que
hay es simbólico.
Esta
clasificación de Vladimir Propp nos sirve para entender los distintos tipos de
textos folclóricos. Todos los cuentos siguen la estructura de Propp en la “morfología del cuento”.
Hay una
segunda clasificación que es la de Gianni
Rodari que pretendía separar los cuentos en temas, en diferentes tipos para
trabajar con los niños distintos objetivos. Hay tres grandes bloques.
- Cuentos de animales: estarían los que
explicamos con Propp, pero lo divide aún más:
a. Animales salvajes.
b. Animales domésticos.
c. Relaciones entre hombre y animal.
d. Relaciones entre animales salvajes y domésticos.
- Cuentos mágicos: este bloque equivale
a los cuentos de hadas o maravillosos de Vladimir Propp pero en este se añade
la mitología, no lo separa como Propp.
a. Historias de adversarios sobre naturales.
b. Historias de parientes sobrenaturales o embrujados.
c. Empresas sobrehumanas.
d. Auxiliares sobrenaturales.
e. Objetos mágicos.
f. Historias de carácter religioso.
g. Cuentos de bodas.
- Cuentos de bromas y anécdotas: son
chistes alargados, esto del cachondeo es muy mediterráneo. Aquí se incluirían
los cuentos de fórmula y los cuentos mínimos que expliqué en la anterior
entrada. Son cuentos para juguetear y hacer reír al niño.
a. Cuentos del tonto.
b. Cuentos del listo.
c. Cuentos con fórmula o estribillo.
Podemos
encontrar una tercera clasificación que es de Sara C. Bryant, que a su vez es
la primera cuentacuentos que se define como tal, e incluso dedicó su vida a
contar cuentos, los contaba en distinto sitios. También es la autora del primer
libro “cómo contar cuentos”. Su clasificación la hizo por edades:
- Cuentos de 3 a 5 años:
a. Historias rimadas.
b. Historias con fragmentos versificados.
c. Historias de animales personificados.
d. Cuentos burlescos.
e. Cuentos de hadas.
- Cuentos de 5 a 7 años:
a. Folclore (leyendas locales)
b. Cuentos de hadas y cuentos burlescos.
c. Fábulas.
d. Leyendas.
e. Narraciones de historia natural.
- Cuentos para mayores:
a. Folclore.
b. Fábulas.
c. Mitos y alegorías.
d. Parábolas de la naturaleza.
e. Narraciones históricas.
f. Historias reales.
g. Narraciones humorísticas.
Esta
clasificación está bien como punto de partida, pero hay muchas más que nos
pueden ayudar a clasificar de otra manera los cuentos. Sobre todo es una
clasificación orientativa por tanto habría que conocer a los niños para saber
si son indicados para su edad o no.
Bien, pero cuida de no copiar fragmentos enteros sin referencia porque se considera plagio.
ResponderEliminarFalta todo lo referente a cómo elegir un buen libro de textos folclóricos, lo que has de tener en cuanta al adaptar un cuento, la bibliografía y los enlaces de interés.